La autoestima es necesaria para la actividad formativa. En la misma los estudiantes son invitados a retos formativos complementarios al estudio regularizado por parte de sus profesores y, en muchas ocasiones, los rechazan por falta de interés, por falta de gratificación adecuada (créditos, mejora de notas, etc.) pero, también, por desconfianza con sus propias capacidades de trabajo.
Existen alumnos con capacidad de autoestima baja, que no son capaces de proyectarse y visualizarse como grandes profesionales del futuro. Una autoestima baja que incluso lleva a desaprovechar una de las grandes ventajas formativas de la universidad, como es la posibilidad de contar con el asesoramiento y colaboración de profesores con capacidad y experiencia para dirigir sus esfuerzos formativos en el camino más adecuado. Una autoestima baja que desemboca en una menor capacidad de trabajo y de rendimiento en el estudio.
Por otro lado, la autoestima también influye de forma relevante en las relaciones personales. Los estudiantes universitarios tienen que aprender a gestionar las relaciones entre ellos y con los profesores, así como con otras personas que puedan participar en su labor formativa como pueden ser los profesionales que colaboran en actividades formativas, en las prácticas docentes o de empresa. En este sentido las relaciones dentro del grupo de clase, o bien, dentro del grupo de trabajo en cualquier práctica docente, son fundamentales para el rendimiento en lalabor de adquisición de habilidades para la gestión emocional. Disponer de la autoestima adecuada para gestionar el trabajo en equipo y las relaciones personales que conlleva también se convierte en una destreza básica que se debe mejorar en la universidad para aplicar en el entorno laboral futuro.
Una persona que no está satisfecha consigo misma no podrá afrontar la vida con la decisión y optimismo necesarios, lo que desembocará en una falta de confianza en su entorno y en todos los ámbitos de su vida.
El valor que cada persona se otorga a sí misma es de vital importancia para el propio bienestar y para las relaciones personales. Un juicio poco realista y negativo puede ocasionar decepciones reiteradas que no harán más que mantener un ánimo decaído. Si, por el contrario, se consigue dar valor a las propias cualidades, sin atender en exceso a los defectos personales, es posible mejorar la forma de afrontar tanto las situaciones favorables como las adversas. Además, si se consigue cambiar la comunicación con uno mismo y con los demás de forma que nadie salga perjudicado, el bienestar está garantizado.
Nuestra propia valoración
- La autoestima es la valoración que hace cada persona de sí misma.
Tiene mucho que ver con el autoconcepto, que es la forma en que cada uno se percibe. Este “autoconcepto” se construye a través del tiempo mediante la información que llega de los demás y que se añade al concepto que se tiene de uno mismo. De ahí que una buena autoestima suela provocar un efecto positivo en cadena en la vida de las personas y los distintos procesos a los que deben hacerse frente se afrontan con seguridad, motivación y una dosis extra de optimismo. Es obvio pensar que, con estos elementos, quienes gozan de una autoestima elevada tienen un mayor número de probabilidades para triunfar en la vida laboral, familiar y social.
- Por el contrario, los efectos de una baja autoestima suele ser negativos.
La persona que no está satisfecha de sí misma raramente afrontará la vida con la decisión y optimismo necesarios. Este déficit desemboca en
falta de confianza y se convierte en un motivo más para reforzar la valoración negativa que una persona realiza de sí misma. Es lo que se conoce como “la profecía de autocumplimiento”, un efecto que se produce cuando alguien no se valora en exceso, rinde por debajo de sus posibilidades y genera un circuito cerrado de acontecimientos en los que la baja autoestima se mantiene por debajo de lo normal, ya que los “malos” resultados confirman la mala opinión que un individuo tiene de él mismo.
La autoestima forma parte importante de la comunicación humana. De hecho, la confianza que desprende un individuo con una buena autoestima es vital para el mantenimiento de relaciones sociales sanas, ya que no sólo se conseguirá el respeto de los demás sino que además servirá para conservar un buen autoconcepto. También la falta de confianza en las relaciones causada por una baja autoestima se hace evidente ante los demás: las relaciones son desiguales, de baja calidad y se crea un círculo que se retroalimenta y se mantiene en el tiempo.
¿Se puede modificar la autoestima?
Con el fin de que la autoestima de uno mismo sea mayor, es necesario hacer un ejercicio de autoevaluación realista. Esto puede ser tan sencillo como escribir un listado de cualidades personales en el que se incluyan también algunos defectos. Para ello, es aconsejable relajarse, buscar un momento tranquilo sin que estímulos externos distraigan la atención.
Una vez efectuada la lista, debe guardarse como algo muy valioso, porque conviene concienciarse de que las cualidades personales son las herramientas de las que dispone una persona para afrontar los distintos acontecimientos, tanto positivos como negativos. La inclusión de algunos defectos también es necesaria porque es importante aceptarlos como parte de uno mismo. No existe la “persona sin defectos” y, por este motivo, deben ser tolerados y comprendidos, pero sin que lleguen a tomar protagonismo. El listado sirve además para recordar las bondades que hay en uno mismo y utilizarlo cada día como la parte más importante.
Hay que tener en cuenta que la autoestima se construye con la experiencia de cada uno y es la que permite la valoración del autoconcepto, que influye en lo que nos decimos a nosotros mismos y que se conoce como el “auto-habla”. Las personas con baja autoestima suelen mantener un auto-habla negativa sobre sí mismas, califican sus acciones por debajo de lo normal y de forma poco realista. Prestar atención a las afirmaciones que cada persona realiza de sí misma y de las acciones que lleva a cabo es de vital importancia para identificar las que priman la perspectiva negativa de su autoconcepto. Enunciaciones como “no puedo” o “es imposible” deben cambiarse por otras positivas como “podría” o “intentaré” para no cerrar la mente a posibilidades más optimistas.
Lo mismo sucede con la opinión sobre los propios defectos, que aparecen como sentencias que autoevalúan de forma negativa. Es aconsejable modificarlas por otras más positivas que realcen las cualidades más que los defectos. No obstante, si se hace demasiado difícil sustituirlas, se puede recurrir a colocar un “pero” al final de la frase para introducir alguna de las cualidades personales que ayudará al optimismo: “me costará conseguirlo, pero mantendré mi constancia para intentarlo”.
Una de las condiciones para reforzar la autoestima pasa por atender cómo se desarrolla la comunicación con los demás. Si se ejercita lo que llamamos asertividad (capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular ni manipular a los demás) para la comunicación interpersonal, la autoestima aumenta y la comunicación mejora. Si se logra respeto hacia los propios valores y opiniones sin sentirse culpable, sin imponer ningún criterio y sin despreciar el punto de vista ajeno, la sensación de bienestar con uno mismo en relación a los demás no tardará en aparecer.
Si se añade, además, un tono seguro y firme, aunque no ofensivo, se conseguirá que las otras personas acepten de buen grado opiniones e iniciativas, lo que redundará de manera beneficiosa en el autoconcepto. Así, se mejorará la autoestima personal sin que nadie se sienta inferior y evitará el propio menosprecio.
Pero, ¿qué sucede en el caso contrario?
Por lo tanto, mantener una buena autoestima es muy sano, y se hace indispensable cuidarla y mantenerla en un estado óptimo. Sin embargo, en exceso puede causar efectos nocivos, similares a los que pueden sufrir las personas con un déficit. Y es que no debe confundirse una buena autoestima con una actitud engreída, que sí puede inducir incomodidad en los demás y generar relaciones desiguales que terminan perjudicando el bienestar propio y del entorno.
Además, quien se estima en exceso no es muy consciente de ello, y mucho menos de los problemas que le ocasiona. Por este motivo, es importante atender a la opinión de los demás. La sobreestimación de uno mismo puede causar una actitud defensiva e intolerante, incluso, hostil.
Una persona que se sobreestima, a su vez, minusvalora a los demás y ello le provoca más conflictos en sus relaciones. En este caso, sirve de poco intentar convencerla de que se equivoca actuando de esta manera. Sin embargo, se puede realizar el mismo ejercicio de comunicación que con la autoestima baja: practicar la asertividad. Así, se puede mantener un punto de vista firme pero sin causar daños ni conflictos innecesarios. Es más, la asertividad despertará en los demás el respeto y admiración que la persona desea, pero de una forma sana y controlada.
Pregunta para la reflexión:
¿Reconoces algún problema o anécdota con la autoestima en tu experiencia formativa en la universidad? ¿Quieres compartirla?
Fuente: komunika.info / www.consumer.es
Comments (2)
WILMER - 6 septiembre, 2014
LOS RECOMIENDO A TODOS LOS AMIGOS ESTAR AL DIA Y ESTAR EN CONTACTO CON ESTA PAGINA, POR QUE NOS INFORMA Y COMPARTEN TEMAS IMPORTANTES.
ASI MISMO AGRADECER; FELICITÁNDOLE AL ING. Francisco Garza Mercado POR SUS ANECDOTAS QUE NOS ENRIQUECEN NUESTROS CONOCIMIENTOS Y CURIOSIDADES.
maria nishimaye de aranda - 18 marzo, 2015
tener una autoestima muy elevada eso es bueno por que no das seguridad a nosotro mismo . alimentar e ego tambien es bueno asi que hay que aceptarce con nuestra virtudes y defecto , y que nadie robe tu bienstar y con mandatos negativos ,por que la bellesa esta en lo interior y esterior ,, por eso hay que amarce y quererce por que nadie podra hacer eso por nosotro ,y hay que tener mas valores etica y moral y sentirse plenos besos su publicaciones estan re buena e intructivas firma mariah nishiamyue de aranda