Eficiencia Energética.

El aprovechamiento energético es una necesidad para el respeto medioambiental. La eficiencia energética no debería ser una moda pasajera, como muchos creen, sino la base para pensar en el futuro de la construcción. Un edificio puede ser mejorado hasta cumplir el máximo rigor exigido por el Código Técnico de la Edificación, el texto legal que marca el camino a seguir.

El uso adecuado y racional de los recursos es el camino que nos lleva hacia el futuro. Un criterio que debemos aplicar hoy. La eficiencia energética está de moda y su bondad económica parece indiscutible: mayor eficiencia permite utilizar menos energía para obtener los mismos servicios energéticos como iluminar, calentar o transportar. Es por ello que la eficiencia aparece a diario en los medios de comunicación como panacea para mejorar la seguridad de suministro del país, reducir el déficit exterior, aumentar la competitividad o generar empleo.

Otra vía es el diseño de un mercado de certificados de eficiencia, o ‘certificados blancos’. La mejora de la eficiencia y el ahorro energético tienen, además, el atractivo de ser el arma más poderosa en la lucha contra el cambio climático.

La Agencia Internacional de la Energía estima que por esta vía el mundo podría reducir 8 gigatoneladas al año de emisiones de CO2. Es por ello que la UE, dentro de su famoso paquete verde para 2020, el famoso 20-20-20, incluyó el objetivo no vinculante de reducir en un 20% la demanda de energía primaria respecto a proyecciones. Es por ello también que la Comisión Europea, a petición del Consejo Europeo, ha presentado esta semana la directiva sobre Eficiencia Energética con importantes medidas en toda la cadena de suministro energético para alcanzar el 20% en 2020, una senda de la que la mayoría de los países de la UE estaban alejándose.

En el consumo energético de los edificios, que, según la Comisión Europea, representa el 40% del consumo energético de la UE y es el de mayor potencial de ahorro. En términos generales, las vías de mejora de la eficiencia y reducción del consumo energético en edificios son fáciles de identificar: entre otras, la mejora del aislamiento, iluminación eficiente, arquitectura bioclimática, bombas de calor o calderas, chimeneas y electrodomésticos de alto rendimiento. Sin embargo, no queda tan claro cómo hacer que los agentes sociales (consumidores, empresas, instituciones) lleven a cabo acciones de ahorro y mejora de eficiencia.

La iluminación parece un tema de poca importancia, pero tiene un enorme potencial para contribuir a los objetivos de eficiencia energética. A lo largo de los años, la luz ha ido evolucionando para ir adaptándose a todos los avances tecnológicos y culturales. Lo mismo ha sucedido en los ambientes laborales. La nueva normativa revisa los nuevos entornos, el interiorismo de los edificios, la disposición del mobiliario y del personal, y las nuevas tareas realizadas en las oficinas. La iluminación tiene que ser considerada como un elemento a integrar en nuestro entorno para que su evolución vaya en paralelo a los avances tecnológicos y para crear una armonía entre el ser humano y la arquitectura.

 Se considera que globalmente la iluminación consume más electricidad de la que es producida por la energía nuclear, y resulta en unas emisiones de CO2 equivalentes a cerca del 70 por ciento de los coches del mundo.

La correcta optimización de los componentes ópticos de las luminarias en función de la fuente de luz que utilizan y la tarea estén adaptados a nuestras necesidades humanas, a la mejora de nuestra actividad y sobre todo a la creación de ambientes adaptados. La utilización de luminarias de alto rendimiento ofrece un alto grado de ahorro de costos energéticos gracias a su alto rendimiento de hasta el 88% cumpliendo de forma más que exhaustiva con normativas de eficiencia energética. La combinación de este tipo de luminarias con sistemas de control de luz por aporte de luz natural nos garantiza hasta un 60% de ahorro en nuestros costes energéticos haciendo de la instalación proyectada, un ejemplo de eficiencia.

Otro dato a tener en cuenta es que por cada lámpara fluorescente que no se instala por utilizar luminarias de alto rendimiento, el medioambiente deja de recibir hasta 4 mg de mercurio por lámpara, además de reducir los costes de reciclado ya que supone un porcentaje comprendido entre un 10% y un 60% sobre su precio inicial, siendo uno de los productos con mayores costes de reciclado si los comparamos con aparatos eléctricos y electrónicos.

Otros factores a considerar en la elección de luminarias para su uso en oficinas son:

• Los límites de iluminancia media que ofrece la luminaria a 65º, no pudiendo sobrepasar las 1.000 cd/m2.

• El índice de deslumbramiento molesto directo UGR que una luminaria puede provocar sobre el observador no deberá ser superior a los índices prescritos en las normas correspondientes.

• Los niveles de iluminación en función de la tarea que se realiza.

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Soy agrónomo creo en el manejo holístico aplicado a todos los aspectos de la vida... Ningún evento es aislado, su efecto tampoco... Actualmente trabajo utilizando la hidrología aplicada al desarrollo urbano (aplicando las enseñanzas de mis maestros en forma inversa :o) :o).

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