Investigadores de todo el mundo están experimentando con nuevas formas de deshacerse del dióxido de carbono que se emite día a día por las plantas de energía, automóviles y otras fuentes industriales que dependen de los combustibles fósiles. Algunas de las posibles soluciones que se han hecho populares es el almacenamiento de gas en subterráneo en un proceso que se llama secuestro de carbono o crear árboles artificiales que capturen el CO2 y enviarlo al lecho oceánico.
Ahora, una Doctora del Instituto Tecnológico de Massachusetts ( MIT), Angela Belcher, está llegando a una solución completamente diferente. El ingeniero quiere capturar el dióxido de carbono de los océanos y convertirlo en materiales de construcción.
Ciertas levaduras genéticamente modificadas pueden fijar el dióxido de carbono (CO2), del medio ambiente, en forma de materiales para la construcción de edificios. Gracias a la ingeniería genética la levadura del pan ordinario es la pieza clave para Belcher y su equipo de estudiantes que han creado un proceso que puede convertir el dióxido de carbono en carbonatos que podrían ser utilizados como materiales de construcción. Durante las pruebas, el proceso dio alrededor de dos libras de carbonatos por cada libra de dióxido de carbono capturado. Los investigadores esperan adaptar próximamente la técnica para su uso práctico a escala industrial, lo que permitiría utilizarla en centrales.
Con la inspiración de los animales marinos que construyen sus propias conchas sólidas como una roca a partir de dióxido de carbono y los iones minerales, Belcher encontró en estos organismos marinos responsables de la transformación del CO2 en carbonatos. (Su tesis doctoral de 1997 se centró en el abulón, un caracol de mar que produce conchas excepcionalmente fuertes, hechas de carbonato de calcio). El humilde abulón, una especie de caracol marino de California que bien podría acabar en la cena de alguien, toma calcio y carbono del agua del mar y los transforma en un caparazón protector y resistente. Rugoso y sucio por un lado y reluciente y suave por el otro, esta armadura es 3,000 veces más dura que su equivalente químico, la tiza.
Imitando los procesos biológicos naturales, si se logra este desarrollo y es eficiente estaríamos obteniendo un material que puede ser estable durante cientos de miles de años y al mismo tiempo resolviendo uno de los graves problemas que enfrentamos al capturar los gases responsables del calentamiento global.
Algunas empresas han comercializado un proceso que captura el dióxido de carbono y lo convierte en un material sólido, pero tal proceso depende de un componente químico para capturar el CO2. El sistema biológico del equipo del MIT es mucho más eficiente y no requiere ninguna sustancia tóxica ni altas o bajas temperaturas.
Comments (1)
Yuri Villavicencio-Fdez - 20 octubre, 2011
Ahi hay una oportunidad de hacer negocio con los bonos de carbono, hay también una tecnologías para producir biomasa a partir de algas, algo de eso oí que se está queriendo hacer aqui- Saludos Amigo Eric!