Continuamos con la XXIV entrega del anecdotario del ingeniero Francisco Garza Mercado.
La compañía donde yo trabajaba había adquirido un equipo de presfuerzo helicoidal para silos y tanques cilíndricos circulares, que ya habíamos utilizado exitosamente en la construcción de dos tanques de almacenamiento de agua para una termoeléctrica.
Se trataba de una máquina embobinadora que colocaba un espiral de alambre de alta resistencia, pretensado alrededor del muro de concreto. Con esto se ponía todo el muro a compresión horizontal, equilibrando la tensión circunferencial producida por los empujes del material o el líquido almacenado.
Cuando una fábrica de alimentos nos pidió un edificio para almacenamiento de semillas, nosotros les propusimos un silo con muro de ladrillo, presforzado mediante el espiral de alta resistencia y enjarrado en el exterior para protegerlo contra la intemperie.
La solución resultó sumamente económica: el muro de ladrillo era mucho más barato que el de concreto y no necesitaba de cimbra ni de refuerzo circunferencial. La debilidad del ladrillo a tensión, que también caracteriza al concreto, se solucionaba mediante el presfuerzo horizontal. Habíamos inventado la forma más económica de construir silos.
El depósito se construyó de esta manera y funcionó perfectamente por un buen tiempo, hasta que un incendio en el grano almacenado debilitó la pared. Todo el muro se derrumbó hacia el interior, activado por la gran tensión circunferencial exterior. Probablemente esto no hubiera sucedido con un muro de concreto, pero nadie puede asegurarlo.
Hasta donde yo sé, este fue el primero y el último, de los silos de ladrillo presforzado. Como en las tandas: debut, beneficio y despedida
Comments (1)
Carlos Huerta - 22 septiembre, 2014
Asi es al noble concreto no es fácil de reemplazarlo.