La explotación de aguas superficiales altera el balance hídrico y, al igual que la explotación de aguas subterráneas, puede producir numerosos efectos ambientales, entre los cuales deben tenerse en cuenta especialmente los efectos recíprocos entre la disponibilidad y el uso de las aguas superficiales y subterráneas. Otros factores a tener en cuenta en la explotación de aguas superficiales son los siguientes:
- A causa de las alteraciones, ciertas zonas disponen de un mayor volumen de aguas superficiales. Esto se debe, entre otras cosas, a cambios (micro)climáticos (por ejemplo, aumento de precipitaciones en zonas de embalses), al aumento de la escorrentía superficial ocasionado por cambios en la vegetación de la cuenca (deforestación) o por obras de construcción (calles, edificios), así como al vertido de aguas residuales (purificadas) urbanas o comunales en los cursos de agua.
- En otras zonas, en cambio, los cambios climáticos hacen que disminuyan las precipitaciones y, con ello, la escorrentía superficial. La situación se agrava particularmente en aquellos países que desde un principio no disponen de agua superficial durante todo el año.
- La extracción de un mayor volumen de agua de los cauces superficiales (ríos) tiende a reducir el volumen de agua disponible en muchas regiones, especialmente en épocas de estiaje. Al mismo tiempo, reduce la capacidad de autodepuración de las aguas y la tasa de infiltración en el suelo.
- Cuando una demanda creciente de agua va acompañada de una reducción del volumen y de la calidad de las aguas superficiales disponibles (corrientes o estáticas), puede ser necesario conducir agua de zonas apartadas a la zona afectada o explotar reservas subterráneas de mayor o menor rendimiento. En situaciones extremas, habrá que contar con altos costos para satisfacer incluso la demanda básica de la población.
Aumento del volumen de extracción de aguas superficiales.
La extracción de aguas superficiales aumenta por los mismos motivos que la extracción de aguas subterráneas. Las alteraciones climáticas y los cambios en la cubierta vegetal de la cuenca, a su vez, pueden reducir el volumen de las aguas superficiales disponibles o llevar a una distribución inoportuna de su caudal en ciertas zonas y épocas (aumento del caudal y de la carga de grava y sólidos en suspensión en épocas de crecidas, por una parte, y reducción del caudal de estiaje, por otra).
Muchos países carecen de una red adecuada de estaciones de medición (pluviómetros y limnímetros) en las cuencas y en puntos específicos de las masas de agua, lo cual les impide determinar continuamente el caudal, las reservas y el volumen de extracción de las aguas superficiales. Por otra parte, carecen de personal calificado que se encargue de analizar los datos de medición, de vigilar el uso de las aguas superficiales en los distintos sectores y de elaborar balances hídricos (de aguas subterráneas y superficiales) y planes de gestión del recurso.
Alteración de ecosistemas debido a la extracción de agua.
En épocas de estiaje, especialmente, cualquier reducción significativa del caudal de agua puede alterar completamente los procesos ecológicos de las aguas y de las orillas, llegando a degradar e incluso a destruir biotopos de gran valor paisajístico y ecológico. Además, puede verse alterada la estabilidad ecológica del lugar, con su diversidad equilibrada de especies vegetales y animales. Cabe anotar, sin embargo, que estos efectos sólo se producen cuando el volumen de extracción es considerable en relación con el caudal total de las aguas; es decir, cuando ya no está garantizado el abastecimiento mínimo del ecosistema. Por otra parte, los efectos de la extracción no son generalmente extensos, sino que suelen restringirse a pequeñas áreas topográficas, como por ejemplo franjas de las orillas y llanuras aluviales.
Comments (3)
Agustin - 14 febrero, 2012
Muchas gracias por el aporte.
juanjo castro - 23 junio, 2015
Parco. Hay que subir un poco más el nivel.
Richard Quispe - 3 enero, 2019
Muy Buen aporte