Los Procesos de Urbanización
Los procesos de urbanización son cada vez mayores en el mundo. En los últimos años, se ha acelerado el desplazamiento de personas hacia las ciudades, en particular en las regiones menos desarrolladas. La proporción de la población mundial que vive en zonas urbanas aumentó, desde un tercio en 1960 hasta el 47% (2.800 millones de personas) en 1999.
En los países en desarrollo, la proporción de personas que viven en ciudades casi se ha duplicado desde 1960 (desde menos del 22% hasta más del 40%), mientras que en las regiones más desarrolladas, la proporción ha aumentado desde el 61% hasta el 76%.
La característica principal de las cuencas urbanas está representada por el incremento de la impermeabilización y la reducción de la infiltración debido al revestimiento del suelo como consecuencia de la construcción de nuevos edificios, pavimentación de veredas, calles y avenidas, y la remoción de la cobertura vegetal. Estos factores incrementan el volumen y la velocidad de escorrentía produciendo caudales pico mayores en comparación con la cuenca no intervenida.
Efectos Hidrológicos de la Urbanización
Los procesos de urbanización impactan fuertemente sobre el medio natural, ya que generan un aumento de la cobertura impermeable de los suelos y de su capacidad de drenaje. Estas modificaciones originan importantes cambios en el comportamiento hidrológico de las cuencas con respecto a las condiciones previas al desarrollo.
La Hidrología Urbana y su Evolución Histórica
La hidrología urbana es la rama de la hidrología que estudia la hidrología de las zonas urbanas y metropolitanas, en donde predominan las superficies casi impermeables y el relieve artificial de terreno, analizando en particular el efecto del desarrollo urbano (UNESCO-WMO, 2001).
a) Etapa sanitarista o higienicista
De los conductos pluviales primitivos que se describen en la literatura, los desagües subterráneos de la antigua Roma son los mejor conocidos. Sobre la base de escritos de la época, se sabe que la conexión directa de las casas a dichos desagües no era práctica generalizada.
b) Etapa de “racionalización” de los cálculos hidrológico-hidráulicos
Gradualmente los hidrólogos reemplazaron el empirismo por un análisis racional de la información observada.
c) Etapa ambientalista
A comienzos de la década 1970-1980, se introduce un enfoque sistémico y ambientalista en la hidrología urbana, que continúa hasta la actualidad. Se instala una concepción más integrada de los procesos: el drenaje de excesos pluviales pasa a ser concebido y tratado como una parte de un concepto más amplio: el manejo del agua pluvial urbana («urban stormwater management»).
La ventaja del concepto de «manejo” es que el drenaje urbano puede ser interrelacionado con otras funciones, tales como el control de crecidas, recarga de acuíferos, abastecimiento de agua, disposición de residuos, control de estabilidad de cauces, creación de espacios abiertos para usos recreativos y otros.
El abordaje de estos problemas se comienza a realizar de manera interdisciplinaria, ya que involucra aspectos técnicos, ambientales, institucionales, legales, económicos y sociales.
Comienzan a difundirse algunos cambios en las prácticas de manejo de las aguas pluviales urbanas respecto de los años anteriores. Se incorporan técnicas de ingeniería «conservacionistas», que permiten preservar el ambiente y mejorar la eficiencia en el manejo del agua de lluvia.
Los principales cambios fueron los siguientes:
a) El interés en la rápida remoción de la escorrentía (drenaje tradicional) se cambió por el de su distribución espacio-temporal.
b) Aumentó el interés en la evaluación y mitigación de los impactos adversos de la escorrentía urbana sobre la calidad de agua de los cuerpos receptores.
c) Se comenzó a considerar a la cantidad y calidad del agua como variables del mismo problema y a tratarlas en conjunto. Al efecto, se incorporaron las denominadas “Prácticas de Mejor Manejo (BMP)” o “Técnicas Compensatorias de Infiltración-Retención (TECIR)”, como los dispositivos de detención y de retención, trincheras o cuencas de infiltración, prácticas vegetativas y pavimentos porosos.
d) Aumentó el énfasis sobre la preservación y mejoramiento de las vías de drenaje naturales.
e) Aumentó la importancia asignada a las medidas preventivas no estructurales. Algunos planes directores establecen requerimientos mínimos de control de los excesos pluviales, de modo que el caudal pico del posdesarrollo, para una tormenta de diseño de una duración y recurrencia dadas, sea igual que el correspondiente al predesarrollo.