Gasto vs. Inversión en la Formulación de Proyectos

Todo Ingeniero Civil está obligado a conocer la diferencia entre GASTO e INVERSIÓN. Desafortunadamente, en el mejor de los casos (y yo me incluyo) nuestra formación se orienta principalmente a comparar económicamente  las alternativas de un proyecto.

Esto conduce a situaciones en las en la formulación de un proyecto se puede «disfrazar» un gasto y venderlo como una inversión, mediante el planteamiento de una necesidad real o ficticia. Cunden las publicaciones en los periódicos y televisión. donde diversos funcionarios públicos con ansias de figurar o por llana y sencilla ignorancia, promueven con bombos y platillos proyectos que constituyen únicamente un gasto. Nuestros países latinoamericanos no pueden darse ese lujo.

Este post nace de un comentario muy acertado  que realizó el Ing. José Rafael Cabrera. Les recomiendo que lean el post completo.

Una de las asignaturas que debería ser obligatoria en los planes de estudio, es la clase de Contabilidad. En un curso de Formulación y Evaluación de Proyectos, nos dejaron como parte del material de estudio, el Libro «Padre Rico, Padre Pobre» de Robert Kiyosaki. Les recomiendo a todos los que no lo hayan leído que lo lean. El libro ilustra muy bien la diferencia entre los conceptos de Gasto e Inversión, que son basicamente conceptos contables. Ambos constituyen salidas de dinero (pasivos) que de hecho se registran en las mismas partidas contables. Hasta aquí no hay diferencia.

Desde el punto de vista contable el gasto nos da derecho a acceder bienes y servicios cuyo valor va disminuyendo en el tiempo, a medida que se consume el valor de la partida.

Con la inversión sucede lo contrario:  los bienes o servicios adquiridos, aumentan los activos a medida que pasa el tiempo,  generando Efectivo o sus Equivalentes.

Nosotros, como ingenieros civiles, tendemos a analizar todo desde el punto de vista Beneficio/Costo, sin embargo, este análisis se puede complicar a la hora de realizar proyectos de interés social, particularmente en proyectos como Viviendas de Interés Social, Abastecimiento de Agua, Saneamiento, Prevención de Desastres, etc., donde el confuso límite entre Gasto e Inversión, puede permitir el abuso de recursos de los contribuyentes en proyectos que pueden parecer necesarios, pero que no constituyen soluciones reales, ni sostenibles en el tiempo.

Este tipo de proyectos en los que prima el gasto sobre la inversión, son los responsables del aumento del déficit estatal y municipal, de la poca disponibilidad de recursos para proyectos de infraestructura, de la mala calidad y falta de cobertura  en los servicios públicos y de el fomento de la corrupción vía proyectos mal formulados, que resultan altamente rentables. Un círculo vicioso donde se gasta incesantemente el dinero y no se soluciona el problema real. Esto es lo que Kiyosaki llama «la carrera de la rata».

Lo anterior ha servido de pretexto para que  los organismos internacionales de financiamiento como el FMI y el BM, hagan campaña a favor de que se privatice la mayor cantidad de servicios públicos de un país, a fin de reducir el gasto público, de acuerdo al modelo del premio Nóbel, Milton Friedman. Esto tiene como inevitable consecuencia que los habitantes de un país queden a merced de las empresas (cuya finalidad última es la finalidad de la utilidad/beneficio) y a la disposición de las variaciones en los precios de un mercado, donde prevalecen las especulaciones. Esta no es la solución.

Como profesionales de la Ingeniería Civil estamos en la obligación de denunciar este tipo de prácticas, bien a título personal, como gremial. Los economistas sólo saben de dinero, no saben si un proyecto constituye una solución real a una necesidad insatisfecha. Yo soy de la creencia que sólo los profesionales mediocres pueden prestarse conscientemente a este tipo de acciones amañadas, donde la falta de capacidad obliga a la complicidad de acciones vergonzosas de esta naturaleza. Los invito a formarse en la excelencia, la honradez y la confianza. Nuestros países son ricos, pero están mal administrados.  Hay para todos, si se hacen bien las cosas.  Sólo es mediante los cambios del paradigma de la ambición personal que nuestros países podrán prosperar.