El trabajo bien hecho genera genera todo tipo de satisfacciones. Debemos realizar nuestro trabajo con compromiso, con responsabilidad y ética, de no ser así podría pasar lo siguiente:
Un viejo carpintero decidió retirarse. Le comunicó a su jefe que, aunque iba a extrañar su salario, necesitaba retirarse y estar con su familia. El jefe se entristeció mucho con la noticia porque aquel hombre era su mejor carpintero. Decidió pedirle de favor que le construyera una última casa antes de retirarse.
El carpintero aceptó la proposición y empezó la construcción de su última casa pero, a medida que trabajaba, sintió que su corazón no estaba de lleno en el trabajo. Arrepentido de haber aceptado la petición de su jefe, el carpintero no puso el esfuerzo y la dedicación que acostumbraba poner en el trabajo. Cada casa la había construido con gran esmero, pero ya estaba cansado y sentía que su jefe le había presionado para hacer una casa más.
Cuando el carpintero terminó la casa, el jefe vino muy contento y le entregó la llave de aquélla, diciéndole: -Ésta es tu casa. Es mi regalo para ti y tu familia por tantos años de buen servicio-. El carpintero sintió que el mundo se desvanecía bajo sus pies… Si tan sólo hubiese sabido que estaba construyendo su propia casa, lo hubiese hecho todo de una manera diferente.
Sucede lo mismo con nuestros actos y trabajo, pongamos todo nuestro esfuerzo y gusto por realizarlos… Aún sin esperarlo podemos recibir grandes recompensas…
Comments (1)
fredy bohorkez - 8 septiembre, 2011
perfectamente entendible, a trabajar sin esperar recompenza, al final llegara.