El hormigón elaborado de buena calidad es aquél que une a la resistencia mecánica solicitada, la durabilidad que lo mantenga en buenas condiciones durante el tiempo de la obra en servicio, y a un precio razonable de modo que no pueda ser reemplazado por otro material. Se le reconocen dos estados físicos:
El de hormigón fresco, que es mientras se mantiene en estado plástico cuando aún no ha iniciado el proceso de fraguado. Si esta resistencia no supera los 3,5 MPa (35 kg/cm2) se dice que no se inició el fraguado, y es lo que se llama el período o momento reológico del hormigón, caracterizado porque en él se produce un verdadero acomodamiento de las partículas que lo constituyen, en ese medio semilíquido en que se están gestando las reacciones químicas producidas por la hidratación del cemento Pórtland. Un hormigón con los mismos materiales constituyentes, con un período reológico más prolongado, tendrá mayor resistencia y en general mejores atributos de calidad.
El hormigón endurecido se caracteriza por su dureza y rigidez, que se produce cuando termina el fraguado, y que está fijado en unos 27 MPa (270 kg/cm2) de resistencia a penetración, a partir de la cual el conjunto de materiales granulares, pulverulentos y aguas se ha convertido en una verdadera piedra artificial.
Notas de Clase sobre HORMIGONES Y MORTEROS: Fabricación, Transporte y Puesta en Obra
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Autor:
Prof. Dr. Jorge A. Capote Abreu – Ingeniería de la Construcción
Dpto. de Transporte, Tecnología de Proyectos y Procesos
Comments (1)
ALMEIDA - 11 mayo, 2016
EXELENTES NOTAS. MUY UTIL