Un micropilote es un pilote de pequeño diámetro de perforación, entre 80 y 300 mm. Está compuesto por algún elemento metálico —como una barra, un tubo de acero o una armadura de acero— que constituye el núcleo portante de este elemento estructural, recubierto normalmente de un mortero o de una lechada inyectada de cemento, que conforma el bulbo del micropilote. Esta inyección de relleno favorece el trabajo por fuste, es decir, por rozamiento lateral del micropilote.
Desde su aparición, a mediados del siglo XX, los micropilotes fueron utilizados para solventar distintos problemas de recalces de edificios y de estructuras, que eran perforaciones con un diámetro pequeño (de 3” o menos) donde se introducía un redondo de acero y, posteriormente, se realizaba una inyección con una lechada de cemento.
En España, la Guía para el proyecto y la ejecución de micropilotes en obras de carretera, editada por la Dirección General de Carreteras del entonces Ministerio de Fomento (hoy Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana), contempla los micropilotes también como un elemento idóneo para utilizar en actuaciones de reparación, refuerzo, rehabilitación, mejora o recalce de estructuras preexistentes, lo que incluye la remodelación de aquellas estructuras en las que se hayan registrado incrementos en las solicitaciones o la actuación frente a ciertas lesiones de origen geológico o geotécnico, entre otras, así como vía para el aumento de la capacidad de soporte global del terreno, para intentar reducir los asientos de las estructuras.
Efectivamente, el micropilote ha demostrado ser un elemento estructural muy versátil, interesante y eficaz a la hora de enfrentarse a la resolución de muchos de los problemas patológicos relacionados con las cimentaciones; problemas que se plantean tanto en estructuras de edificación como de obra civil, a consecuencia de asentamientos del terreno, de incrementos de cargas sobre los elementos de la cimentación o de otro tipo de fallos del terreno, de las cimentaciones o de la interacción entre ambos (suelo – cimiento). Así, el micropilote:
- Permite ejecutar un recalce completo sin correr riesgos que sí se podrían presentar con otros tratamientos, tales como excavaciones u otro tipo de movimiento de tierras, percusiones y cualquier actividad que pueda afectar el equilibrio de la estructura sobre la que se va a actuar.
- En edificación, hace posible el trabajo de recalce minimizando la afección a los usuarios del edificio, que, en muchos casos, lo pueden seguir utilizando normalmente.
- En obra civil, permite la ejecución del recalce de pilas y estribos de puentes y viaductos, sin perturbaciones sensibles al tráfico; además de servir de refuerzo y consolidación de otros elementos de infraestructuras.
- En el ámbito industrial, permite reforzar bancadas que sirven de soporte a máquinas industriales, de cara a la sustitución de una máquina antigua por otra nueva que se dispondrá sobre la misma bancada. Del mismo modo, posibilita la supresión de vibraciones de los equipos y el incremento de la carga sobre la misma cimentación.
En nuestro “Máster de patología, rehabilitación de estructuras, eficiencia y ahorro energético en edificación”, que se imparte en la Escuela de EADIC, abordamos el proceso de diagnosis preparando a los alumnos para realizar las preceptivas inspecciones estructurales; asimismo, abordamos la búsqueda de la solución de reparación más adecuada, y también el cálculo, diseño y optimización de la misma.
Autor: Rubén Rodríguez Elizalde. Docente del Máster en Patología, Rehabilitación de Estructuras y Eficiencia y Ahorro Energético en Edificación de EADIC.