Continuamos con la XXVII entrega del anecdotario del ingeniero Francisco Garza Mercado.
Es curioso como la escala natural –la estructura al tamaño real–, vista fuera de su lugar, afecta la percepción del tamaño y de la seguridad.
Para la construcción de una torre diseñada por mí, el taller de fabricación de estructuras metálicas fue improvisado en el lugar, a fin de evitar el traslado de grandes vigas metálicas del taller a la obra.
Se estaban fabricando, montadas sobre durmientes de madera, trabes de aproximadamente 21 m de claro y 2 m de peralte, para cargas importantes. Serían colocadas en la torre a unos 15 m de altura.
Sumando la altura de los durmientes al peralte de las trabes, éstas se veían enormes, más grandes que lo normal y mucho más altas aún que los observadores. Yo las había calculado y no las sospechaba incorrectas, por lo que me sorprendió el telegrama que llegó a mi cliente:
―Favor de revisar las trabes, se ven muy grandes y sobradas.
Revisé mis cálculos, que eran simples y con pocas probabilidades de error, ratificándolos como correctos, lo que avisé de inmediato a los constructores.
En la visita subsecuente a la obra, me di cuenta que efectivamente las trabes se veían enormes en el taller de fabricación, pero eso a mí no me molestaba. Insistí que estaban correctas, y que siguieran adelante.
Sin embargo, a mi vuelta me encontré un segundo telegrama:
―Solicitamos nueva revisión de las trabes, se ven desproporcionadamente grandes, a lo cual contesté, previa su nueva revisión, que estaban correctas, y no se preocuparan. Las vigas se iban a ver a su adecuada escala cuando estuvieran ya en su lugar.
Ya había yo pasado por algo similar cuando la construcción de un puente internacional. Las trabes se veían enormes en los patios de colados, casi tan altas como el edificio de la aduana, pero una vez montadas en su lugar tomaban su verdadera proporción en el conjunto, tal y como era de esperarse.
…
A regañadientes, y con las reservas del caso, me hicieron caso y prosiguieron con la fabricación y el montaje. Cuando las trabes estuvieron colocadas en su lugar, no me sorprendió esta vez un tercer telegrama, que decía… “Favor de revisar las trabes fulanas, se ven muy escasas y pequeñas.”
Comments (1)
Ing. Elvis Arias - 2 septiembre, 2014
Las anécdotas son muy buenas ya que sirven de concejos y de experiencia para tantos casos que se dan en la ingeniería que solo se adquieren con la experiencia y años de trabajos, además de los conocimientos que nos deja.
Muchas Gracias por compartir sus experiencias.