La VII entrega del anecdotario del ingeniero Francisco Garza Mercado.
No me pasó a mí, y además sucedió hace tanto tiempo, que probablemente me falle la memoria en los detalles. Lo cuento tal y como recuerdo que alguna vez me lo contaron, con el fin de apoyar mi opinión de que se debe premiar el ingenio, el conocimiento y la experiencia. Cuando la actuación del ingeniero conduce a los beneficios directos de su cliente, debe tener una merecida recompensa.
Para un sótano muy grande de una fábrica de vidrio se necesitaba hacer una excavación de unos 10,000 m2 en planta por unos 8 m de profundidad. Tal excavación costaría alrededor de 800 mil dólares. Como es usual, se citó a concurso a compañías constructoras con equipos de excavación y transporte, y capacidad suficiente para hacer el trabajo, presentándose ofertas alrededor de dicho precio, digamos, solo como ejemplo, entre 700 y 900 mil dólares.
A los directivos de la Empresa les sorprendió mucho una oferta en la que el contratista concursante, en lugar de cobrar, ofrecía pagar 10 mil dólares por hacer la excavación. Debe saberse que el precio de una excavación se integra con la renta o amortización del equipo, la mano de obra de carga y descarga de los camiones, el abundamiento y, principalmente, el transporte al lugar donde el material se tira, usualmente en la periferia de las ciudades, a muchos kilómetros de la obra.
En un concurso cualquiera esto probablemente hubiera sido objeto de descalificación, por estar sus precios muy por abajo del presupuesto base, porque el contratista en cuestión evidentemente se había equivocado o porque seguramente no estaba muy cuerdo. Sin embargo, se trataba de una compañía muy seria y de mucho prestigio, que insistía en ratificar su oferta aún después de saber el resultado del concurso.
Se podía pensar en una actitud de agradecimiento del contratista, para devolver en parte algunos de los beneficios obtenidos en muchos contratos de construcción previos con esa empresa, o bien que con ello podría meter el pie dentro del proyecto en busca del contrato de la construcción de la nueva fábrica, que se veía venir, que prometía utilidades mucho más generosas que la de una simple excavación.
Mucho de eso efectivamente sucedió. La empresa se ahorró mucho dinero en la excavación. El contratista ganó poco después el contrato de la construcción de los 10,000 m2 del sótano y, mas adelante, el de la construcción de la planta, cosas estas con un valor 10 veces mayor al de la excavación. Un merecido premio.
…
Lo que llegó a saberse poco tiempo después, fue que ese constructor ganó mucho dinero, rellenando un terreno muy cercano… con un material que había conseguido casi regalado
Comments (8)
ALVARO EDUARDO PINEDA PINEDA - 24 julio, 2014
a una distancia igual= r((2(3^(0.5))/3)-1)
Carlos Huerta - 25 julio, 2014
Estas anecdotas suelen suceder el ingenio de los ingenieros siempre sera puesto a prueba, todo es beneficio costo muy buena anecdota.
Benjamin - 25 julio, 2014
Ing. se le agradece por el anecdotario…muy bueno
jesus - 25 julio, 2014
Gracias por la anécdota, soy pasante de tan bella carrera, y comentarios como estos nos prenden la chispa a los que vamos ganando experiencia.
Leonardo Peña C. - 26 julio, 2014
Excelente experiencia.
Felipe Daimer Burbano Cifuentes - 2 agosto, 2014
Por favor pega el material en PDF para poderlo guardar como lectura…gracias
jose - 2 agosto, 2014
por eso los que nos dedicamos a la terraceria debemos tener clientes para cuando hay «desperdicios» cobras por sacar el material y cobras por meter el material
Jhonnathan - 14 agosto, 2014
Me dió mucha risa el final!
No sabe duda de que si usó su ingenio!