La segunda entrega del anecdotario del ingeniero Francisco Garza Mercado.
Un contratista, arquitecto, buen amigo y cliente, estaba enterado, pues ya había hecho con él algunos trabajos en esa forma, que yo tenía un asociado, distribuidor de lámina y Joists, que proporcionaba gratuitamente, o a un costo muy bajo, proyectos estructurales que al final se pagaban con las comisiones de los materiales que especificaba, principalmente los largueros (joists) metálicos, que el fabricante nos retribuía al concretarse la venta.
Me habló un día este amigo diciéndome que tenía muy poco trabajo y urgente necesidad de ganar un concurso al que había sido invitado, para la construcción de un gran edificio industrial, para lo que me pedía ayuda.
La obra, cito los datos de memoria, era de dos pisos, con planta de 30,000 m2 y costo probable de 4.5 millones de dólares. La estructura había sido diseñada por un competidor, utilizando el sistema llamado Joist-lámina sobre vigas metálicas, que nosotros habíamos aprendido por experiencia que era aproximadamente un 35% más costoso que el de Joist-losa sobre vigas de concreto, que nosotros propusimos; curiosamente ambos sistemas del mismo proveedor.
Sin costo alguno para el contratista, pero con la condición de que debía comprar los Joists a mi asociado, le entregamos un nuevo proyecto completo libre de costo, el que mi socio registró debidamente con el fabricante de los joists para fines del pago de las comisiones. Sabíamos que mi cliente, el contratista, iba muy de gane, pues con un costo de partida del 65% del presupuesto existente, no era posible perder.
Pudo poner sus propios precios, obviamente mejores que los de la licitación. Con una ventaja de esta magnitud pudo aumentar su margen de utilidad, dejando solo la diferencia suficiente para ganar el concurso. Supo de inmediato que obtendría mucho más que si hubiera ganado la oferta original, solo por precio… pero no se conformó con eso.
…
No me extraño nada leer una mañana en la sección de Negocios del periódico que nuestro cliente había ganado el concurso y esperé su llamada para felicitarnos y felicitarse a sí mismo por su éxito, del cual nosotros sentimos que habíamos sido factor importante. La llamada llegó, pero con un carácter muy diferente:
—―…Te hablo para decirte que tu socio es un ratero‖.
—¿Por qué dices eso?, le pregunté muy extrañado.
–y él dijo:
—―porque fui con el fabricante y me vendió directamente con un descuento del 8%… ¡ imagínate nada más lo que quería ganar el angelito!‖
—A mí me parece, le contesté, que el ratero es otro. Sabes bien que te quedaste con nuestra comisión sin que te costara absolutamente nada. Faltando a nuestro convenio le compraste directamente al proveedor, a pesar de que fuimos nosotros, por nuestra cuenta, los que te hicimos ganar muy ventajosamente el concurso.
— Si, pero yo no puedo dejar que me roben lo que por derecho me pertenece. Decidí quedarme con ese descuento porque yo tengo muchos gastos y obligaciones que ustedes no tienen, etc.
La plática siguió por el estilo un momento más, sin llegar a un acuerdo sobre quien era el verdadero ladrón. Sea como sea, el contratista, supuestamente amigo, ganó el concurso con ingresos extraordinarios y llevándose de paso los nuestros.
Usó nuestros planos, pero estaba tan ofendido que ni siquiera estos nos pagó.
Decidí no volver a tener tratos con él.
Por cierto, también fue mi último trato con el fabricante de los Joists.
Me dejó la enseñanza que, para estos negocios, se debe contratar expresando las condiciones claramente y por escrito. Papelito habla
Pero no siempre fue así.
Autor: Francisco Garza Mercado , tiene un bufete especializado en diseños estructurales. La mayor parte se refiere a proyectos de su localidad, la ciudad de Monterrey, N.L., pero tiene muchos en el territorio nacional y algunos internacionales. Tiene 55 años, a la fecha, dedicado a la ingeniería estructural.
Comments (3)
Jhonnathan - 20 julio, 2014
Leer de estos casos es una forma de prepararnos a un campo laboral difícil en donde la confianza se pone en duda.
Excelente post!
ALAN's - 5 agosto, 2014
muy cierto y con mucha cautela el papel universalmente acaba dande el segurito ante tales situaciones la mente fria y clausulas que en su momento se pactan firmando las partes que muy de acuerdo consisten en llevar a cabo el suceso…..hijole interensantisimo!
MANUEL RAMIREZ - 5 septiembre, 2014
Como siempre muy interesantes las anécdotas del ingeniero Francisco Garza Mercado, que sin duda son lecciones muy importantes que tenemos que tomar en cuenta en nuestra profesión, gracias ingeniero por compartir sus experiencias.