Todos usamos la vía pública y decimos : Cuando el Mejor Regulador del Tráfico es el: CIVISMO , porque de una forma u otra, todos transitamos. Recorremos de formas distintas. Caminando, en bicicleta, en moto, en coche, en transporte público. Con todo este conjunto de características tan diferentes, compartimos la vía pública. Esto exige atención y prudencia porque está en juego la seguridad de unos y de otros. En tal sentido toda acción positiva y generosa en favor del otro, genera reciprocidad.
Aquel automovilista que tiene dificultad para salir, cuando se le cede el paso, hace un gesto con la mano de agradecimiento, con la probabilidad de que él haga lo mismo en la misma situación. Así se encuentra el gusto por la cortesía y la generosidad y se disfruta de una conducción tranquila y segura, nuestro ánimo se pacifica y la moderación hace más fácil la convivencia en el espacio público.
Trafico y civismo
En ocasiones las ideas sencillas pueden ser la opción más idónea para solucionar los problemas. Este es el caso de la población inglesa de Poynton, una localidad de poco más de 15.000 habitantes que ha transformado radicalmete su centro, por el que cada día circulan más de 20.000 vehículos, para reducir las congestiones de tráfico que allí se daban.
Este es el caso de la población inglesa de Poynton, una localidad de poco más de 15.000 habitantes que ha transformado radicalmete su centro, por el que cada día circulan más de 20.000 vehículos, para reducir las congestiones de tráfico que allí se daban.
Para regular el intenso tráfico existente en el centro urbano, mucha parte del cual son grandes camiones articulados, el cruce principal había sido dotado a lo largo de los años de gran cantidad de señales y semáforos, que lejos de aliviar el tránsito, formaba largas retenciones en ciertos momentos del día, haciendo de ese espacio un lugar sombrío y poco acogedor.
Decididos a solucionar el problema, hace poco más de un año concluyeron las obras que han transformado radicalmente el aspecto del centro urbano, haciéndolo mucho más amable para sus habitantes a la vez que han conseguido evitar las congestiones del tráfico. Los ingenieros decidieron eliminar toda la señalización y los semáforos del cruce principal y en su lugar han construido dos rotondas casi unidas.
Tras las obras no existen ni marcas viales, ni señales, ni semáforos, ni pasos de cebra ni siquiera aceras. El resultado es que ese es un lugar compartido por todos y son los propios usuarios de la vía, tanto conductores, como peatones, como ciclistas los que, con su comportamiento cortés, hacen que esa sencilla infraestructura haya conseguido solucionar los problemas de tráfico que allí se daban.
Aunque pudiera parecer que el riesgo de accidentes es elevado, los datos dicen lo contrario. En los tres años anteriores al cambio hubo 17 accidentes con lesiones en este punto de la carretera. Tras las obras ha habido sólo una colisión grave, resultando herido en el tobillo un peatón.
En el siguiente vídeo, se puede comprobar cómo era la circulación antes y después y cómo es posible crear un flujo continuo, a baja velocidad, que favorezca el tránsito de todos los usuarios de la vía en un «espacio compartido».
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