La regulación fluvial a través de embalses y derivaciones ha sido motivada por diversos objetivos, entre otros, el control de avenidas, el abastecimiento de agua y la producción de energía eléctrica.
Se denomina embalse a la acumulación de agua producida por una obstrucción en el lecho de un río o arroyo que cierra parcial o totalmente su cauce. La obstrucción del cauce puede ocurrir por causas naturales como, por ejemplo, el derrumbe de una ladera en un tramo estrecho del río o arroyo, la acumulación de placas de hielo o las construcciones hechas por los castores, y por obras construidas por el hombre para tal fin, como son las presas.
Los embalses generados al construir una presa pueden tener la finalidad de:
- regular el caudal de un río o arroyo, almacenando el agua de los períodos húmedos para utilizarlos durante los períodos más secos para el riego, para el abastecimiento de agua potable, para la generación de energía eléctrica, para permitir la navegación o para diluir poluentes. Cuando un embalse tiene más de un fin, se le llama de usos múltiples;
- contener los caudales extremos de las avenidas o crecidas. Laminación de avenidas;
- crear una diferencia de nivel para generar energía eléctrica, mediante una central hidroléctrica;
- crear espacios para esparcimiento y deportes acuáticos.
Pero al represar un rio y crear una laguna, se cambia profundamente la hidrología del sistema fluvial. Se producen cambios dramáticos en el flujo, la calidad, cantidad y el uso del agua, los organismos bióticos y la sedimentación de la cuenca del rio. En el aspecto fauna los peces y moluscos sufren debido a los cambios en el flujo y la calidad del agua. Cambia la distribución de de las especies y los modelos de reproducción de los peces. Hay pérdida de hábitat.
En cuanto al manejo de la cuenca hidrológica se incrementa la presión sobre las áreas altas encima de la represa. También se incrementa la degradación ambiental al disminuir la calidad del agua.
La concepción y evaluación de los proyectos de embalses y, en general, de las grandes obras hidráulicas de superficie se apoyaban, hasta sólo hace unos decenios, en criterios exclusivos de factibilidad técnica y rentabilidad económica, obviándose los efectos que pudieran ser considerados como contraproducentes. La experiencia de las obras importantes que se han venido ejecutando hasta la fecha en todo el mundo indica que algunas de ellas han producido efectos muy perjudiciales, totalmente imprevistos en la elaboración de los proyectos técnicos e igualmente ignorados a la hora de evaluarlos.
Podríamos recordar otros muchos proyectos hidráulicos del pasado inmediato que se concibieron y evaluaron sin tener en cuenta más que el objetivo primario para el que fueron concebidos, con notorio olvido de las consecuencias medioambientales y los efectos negativos originados por las obras.
Hay que reconocer que, si se aceptan premisas económicas muy simples, los resultados de una obra con una sola finalidad, sobre todo si ésta es muy productiva, parecen más convincentes que si se destina a usos diversos. Pero la realidad no suele amoldarse a estos esquemas tan sencillos. El uso del agua es siempre múltiple y su distribución entre las diferentes funciones a que puede destinarse, y entre las regiones a las que puede beneficiar, debe ser objeto de muchas investigaciones y consultas, así como de un planeamiento cuidadoso.
Afortunadamente, los proyectos de obras hidráulicas se están elaborando y evaluando cada vez con más cuidado y más amplia visión, en todo el mundo. Pero todavía quedan planes y proyectos hidráulicos muy importantes concebidos e iniciados en el pasado que, como ocurre en nuestros países, siguen vigentes en la realidad y en el pensamiento hidráulico de políticos y técnicos, que necesitan una revisión a fondo de los mismos.
Comments (2)
Rafael Martínez - 13 diciembre, 2011
gracias amigo Erick
Victor - 16 diciembre, 2011
Excelentes aportes haces hermano Erick.