Se sabe que los biocombustibles o agrocombustibles presentan algunas desventajas que no permiten considerarlos como la fuente energética alternativa más interesante desde el punto de vista ecológico.
Sin embargo, hay ejemplos como el de África que van más allá y nos muestran que los biocombustibles (por lo menos gestionados de esta manera) pueden ser un remedio más negativo que la propia enfermedad, si los comparamos con los combustibles fósiles.
Los agrocombustibles acumulan muchos defensores y detractores, pero lo cierto es que aunque registran menores índices de contaminación que los combustibles tradicionales y se originan a partir de materias primas naturales, no pueden considerarse como una fuente energética 100% sostenible, ya que requieren el gasto de una gran cantidad de cultivos que podían destinarse a alimentación. Y, por otro lado, disminuyen la riqueza de la tierra.
África en el centro de la polémica
El caso de África es paradigmático. Se han adquirido más de 9 millones de hectáreas para diferentes producciones agrícolas en ese continente desde 2006 hasta hoy. Alrededor de 5 de esos 9 millones se emplean para el desarrollo de agrocombustibles, principalmente a través de las variedades vegetales jatrofa, palma aceitera y sorgo dulce, entre otras.
En Mozambique, por ejemplo, una séptima parte de toda la superficie del país que puede destinarse a cultivos se emplea para la producción de biocombustibles. Esto acarrea diversos inconvenientes, como la pérdida de gran parte de los terrenos cultivables, el desplazamiento de comunidades indígenas y rurales y una gran incertidumbre con relación a la posibilidad de hacer frente a las necesidades alimentarias de la población local.
¿Solución ecológica?
Mientras tanto, empresas privadas y gobiernos siguen impulsando este tipo de explotaciones, no solamente en África sino también en Asia y América Latina. El caso africano es quizás el más extremo, ya que se trata de un continente donde la energía resulta vital para aspirar a un mayor desarrollo. Sin embargo, un escaso porcentaje de la producción de biocombustibles queda en manos locales, la mayoría se exporta.
Al mismo tiempo, mientras los promotores de los agrocombustibles indican que solamente se usan tierras marginales o con escaso valor agrícola y que se concreta una importante reducción en las emisiones de gases contaminantes, la realidad dice que se están empleando terrenos que no pueden considerarse marginales y que la disminución en las emisiones de gases de efecto invernadero no sirve para justificar una producción que dista bastante de ser sostenible.
Comments (1)
adeluna100 - 20 noviembre, 2011
Lo creo y más, conociendo al hombre que busca su beneficio a costa de los demás, ¿porque clausuraron los coches eléctricos?¿porque clausuraron los generadores eólicos que antaño los veiamos en las afueras de la ciudad y que los conocíamos como molinos de viento?¿porque mataron al creador del motor de agua? en fin, su artículo es una reflexión de lo que hacemos bien y mal.
Mil gracias.