La auto-regeneración de materiales podría revolucionar el sector de la ingeniería civil puesto que sería la solución a costosas obras de restauración de puentes o estructuras tras sufrir deterioros o algún tipo de catástrofe natural (como un seísmo). La temática de la investigación, realmente, no es nueva puesto que se lleva trabajando en esta línea desde hace más de diez años y se ha abordado el problema desde diversos puntos de vista, según se fuesen a reparar materiales metálicos, plásticos o compuestos derivados del carbono aunque siempre se basaban en el mismo principio (incluir unas microcápsulas con un agente reparador que se romperían cuando el material sufriese alguna fractura o deterioro y, al liberarse, éste se endurecería; sin embargo, la inclusión de estas microcápsulas no era suficiente porque había que introducirlas en poca cantidad para no volver frágil la estructura resultante).
El equipo de la Profesora Nancy Sottos ha desarrollado un método en el que han sido capaces de impregnar el plástico con una fina red de canales (de menos de 100 millonésimas de metro de diámetro) que puede inyectarse con resinas líquidas si surge la necesidad de reforzar la estructura tras estar esta deteriorada, algo así comoañadir un sistema de capilares y venas a los materiales. La idea es que este sistema vascular sea capaz de ramificarse por toda la estructura y, en el caso de detectarse una grieta, pueda inyectarse un “agente reparador”, del mismo modo en el que se transportarían las plaquetas dentro del flujo sanguíneo, y así reparar el material sin necesidad de desmontar la estructura o pagar un costoso trabajo de reparación.
Situando unas bombas (o unas jeringuillas, que fue lo que usaron en sus pruebas) con el material de reparación, si se produjese una grieta, el sistema vascular sufriría un cambio de presión que provocaría la inyección del material para compensarla y éste, a su vez, viajaría por el circuito hasta depositarse en la anomalía. Una vez esté depositado el fluido reparador, se bombearía una resina solidificadora que lo endureciese y, así, volvería la estructura a su rigidez original.
Lógicamente, las pruebas actuales se han realizado utilizando materiales plásticos pero, en un futuro, podría servir de base a la regeneración de materiales utilizados en la construcción o en el sector aeronaútico. El uso de resinas para la reparación, realmente, no es nada nuevo puesto que se utilizan en muchos campos, por ejemplo, en la reparación de las lunas de los coches, sin embargo, el punto novedoso de esta investigación reside en la automatización del proceso regenerativo del material mediante este sistema vascular. Su aplicación en el sector aeroespacial, por ejemplo, evitaría los paseos espaciales para la reparación de aeronaves (como ocurrió alguna vez con los ya jubilados transbordadores espaciales).
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