Continuamos con la XVII entrega del anecdotario del ingeniero Francisco Garza Mercado.
El municipio lanzó un concurso nacional de arquitectura para el Palacio, que fue ganado por cuatro jóvenes arquitectos locales. Era una edificación impresionante constituida por dos sótanos de estacionamiento, planta baja y tres pisos para oficinas.
La planta baja, pensada como una prolongación de la antigua plaza municipal que rodeaba al edificio, proveía un gran patio o atrio central de 4 pisos de altura, cubierto por una pérgola que le proveía de iluminación y ventilación natural y lo protegía contra la lluvia.
Los pisos tenían un corredor interior perimetral, viendo hacia el patio central, que comunicaba con las oficinas y con las escaleras eléctricas de acceso.
Para no interferir con la plaza, los arquitectos aceptaron para la torre solo cuatro columnas interiores, formando un cuadro de alrededor de 40 x 40 m, coincidiendo con los ejes de las fachadas interiores de los pisos superiores.
El diseño estructural fue hecho por otros. Yo fui consultado por el Director de Obras Públicas municipales solo para dos problemas específicos: el criterio de cimentación, y el de la solución estructural de los claros de 40 m, para soportar las losas de entrepiso y azotea y la pérgola del patio central.
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Se sabía que, por especificaciones de diseño, las vigas deberían tener peraltes de 1/20 del claro, en este caso no menos de 2.00 m. Esto era inadmisible para las alturas dadas de los pisos. Los arquitectos se oponían a multiplicar la cantidad de columnas, pues esto chocaba con la sensación de un gran espacio libre de la plaza central.
Le propuse usar armaduras de tres pisos de altura, con la cuerda inferior al nivel de la losa del primer piso y la cuerda superior en el nivel de la azotea, unidas con diagonales y montantes en toda esa altura. Los accesos a las oficinas se harían a través los huecos entre los miembros diagonales, como se muestra en la figura siguiente.
El edificio se construyó de esta manera y las fachadas interiores de los pisos fueron cubiertas con cortinas y muebles, que ocultaban la vista de los elementos de las armaduras. La solución estructural no es evidente, dando la ilusión de que los pisos flotan en el espacio con una estructura transparente o invisible.
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Sin embargo, al atardecer, cuando el patio se obscurece y las oficinas encienden su iluminación, las armaduras se translucen, viéndose desde el corredor del lado opuesto en toda su majestuosidad.