Los macizos de anclaje son elementos que se colocan en puntos singulares de las conducciones a presión como los codos, las tes y los finales de línea, para evitar que se produzcan movimientos en la tubería que desenchufen las juntas y que generen la pérdida de agua de la misma.
Suelen realizarse mediante elementos de hormigón con armadura de piel. Además, estos elementos funcionan al peso, esto es, que por medio de su peso y el rozamiento que su movimiento generaría contra el suelo, se oponen al empuje que reciben de la conducción en este punto.
Los empujes que se producen en los puntos singulares se deben a los esfuerzos no compensados de la presión del interior del tubo. Dichos esfuerzos suscitan una reacción igual y de signo contrario que tratan de mover la conducción, así por ejemplo en un codo, la reacción se genera hacia el exterior del mismo.
Y el movimiento que debe pararse necesita de un “tope” en el lugar más ancho del codo.
El equilibrio de fuerzas horizontales resulta de comparar el empuje generado por la tubería en el elemento singular y contrarrestado por la fuerza de rozamiento, que se opone al movimiento del macizo de anclaje sobre el terreno. Se representa en el esquema siguiente:
Será necesario definir unos coeficientes de seguridad, según se calcula el vuelco y el deslizamiento del macizo que tendrán que ver con el resto de los elementos que pueden intervenir en el equilibrio de fuerzas y momentos generados.
Estos elementos pueden ser:
- El nivel freático, el cual modificaría las condiciones del peso del macizo, puesto que una parte o en su totalidad se encontraría sumergido.
- El terreno sobre el macizo que incorpora más peso a desplazar, como componente horizontal.
- El terreno sobre el que empuja el macizo, que presentará un empuje pasivo en contra del movimiento.
De este modo, se incorporan más fuerzas actuantes al conjunto inicial que se tendrán en cuenta en el cálculo.
AUTOR: Begoña Labalde. Docente del Máster en Electrónica Industrial, Automatización y Control de EADIC.