Continuamos con la XVII entrega del anecdotario del ingeniero Francisco Garza Mercado.
El arquitecto había diseñado un pequeño edificio para la oficina matriz de un banco. Tenía sótano de 45 x 45 m, planta baja de 20 x 30 m, mezanine de 11 x 30 m y cubierta de 12 x 30 m, aproximadamente. Su fachada principal tenía un tramo vertical recto de unos 3 m de altura y uno inclinado 45º aproximadamente, todo de vidrio, que remataba en la losa de azotea horizontal.
Para la construcción del sótano, con el fin de proteger edificios existentes en las colindancias, cuyas cimentaciones quedaban arriba del nivel del piso del sótano, se ideó un método poco usado: se excavó por tramos una zanja perimetral de unos 80 cm. de ancho y 3.50 m de profundidad, ademada con madera. Se rellenó Inmediatamente de concreto simple, retirando la madera a medida que avanzaba el colado. Adicionalmente se hicieron excavaciones rectangulares en el interior de la planta para el colado de zapatas y columnas y se rellenó con la misma tierra el espacio libre.
La losa de la planta baja, en toda el área del sótano, se coló utilizando como cimbra al propio suelo natural. Se dio con la losa apoyo horizontal al muro de contención en todo el perímetro.
Después de fraguar el concreto de la losa, se excavó el sótano en forma de túnel hasta descubrir totalmente los muros de contención y las columnas, y se coló el piso, con lo cual el sótano quedó completo. Los muros quedaron con acabado rugoso e irregular, debido al colado contra el suelo. Las construcciones vecinas nunca estuvieron en peligro durante la construcción y no tuvieron que apuntalarse ni recimentarse.
El arquitecto quería que el mezanine tuviera un mínimo de columnas, las cuales, dado el caso, debían quedar remetidas del paño de los cajeros, muy dentro del extremo frontal del mezanine, y las demás localizadas en el muro del fondo.
Le propuse una solución que ya había yo utilizado para un edificio industrial. En lugar columnas y vigas para soportar el mezanine, le sugerí utilizar dos armaduras de 30 m de claro, una al frente y otra al fondo, separadas 10 m entre sí y a aproximadamente 1 m del muro posterior; todo ello como esquemáticamente se muestra en el croquis de la página siguiente.
La cuerda inferior de la armadura se localizaría en el nivel del mezanine, y la superior en el de la azotea, unidas entre si mediante diagonales y montantes, como se muestra en el croquis.
Estas dos armaduras, tipo puente de ferrocarril, tenían unos 5 m de altura y 30 m de claro y se apoyaban solamente en columnas extremas.
Toda la planta baja quedó libre de columnas, con lo que el arquitecto y su cliente quedaron tan sorprendidos como complacidos. Era como si el mezanine estuviera flotando en el aire
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El arquitecto agregó plafones para instalaciones de aire acondicionado e iluminación, cubriendo las cuerdas superior e inferior, y un parapeto vertical en los paramentos del mezanine. Los espacios libres trapezoidales se cubrieron con ventanales, evitando la impresión de los triángulos típicos de una armadura y creando la ilusión de un mezanine suspendido en el espacio.
El edificio fue elegido para su publicación en una revista de circulación nacional y, posteriormente, recibió un premio de arquitectura.