Unos chistes para alegrar el día…
Al terminar el servicio dominical el reverendo Rocko Fages, pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que permite el adulterio a condición de que sea lo más discreto posible) preguntó a los feligreses si querían compartir con la congregación algún testimonio personal. Una señora se puso en pie y manifestó:
– Mi marido sufrió un accidente, y recibió un terrible golpe que le rompió el escroto”.
Al oír aquello todos los hombres presentes, incluido el pastor Fages, se estremecieron, pues el escroto es la bolsa formada por la piel que cubre los testículos.
– Llevaron a mi esposo al hospital –prosiguió la señora-, y ahí le cortaron con unas grandes tijeras la parte del escroto que había quedado más dañada”.
El sudor empezó a perlar la frente de los varones.
– Luego –continuó la esposa- le pusieron en el escroto una varilla metálica, para asegurárselo”.
Temblaban los señores al escuchar aquellos detalles tan espeluznantes.
– Después –añadió la mujer- le colocaron en el escroto una placa metálica para protegerlo de los golpes”.
Los varones estaban azorados.
– Por último –finalizó la esposa- le cosieron el escroto con unos alambres de metal que deberá llevar por el resto de sus días”.
Los hombres, espantados al escuchar aquella terrible relación, compadecían al infeliz que había sufrido todos esos dolores y penalidades en tan sensible parte de su anatomía. Concluyó la señora:
– Quiero darle gracias a Dios, hermanas y hermanos, porque mi marido quedó bien del escroto, aunque, la verdad, cuando le pongo en él la mano –y se la pongo a cada rato- le siento el escroto duro y frío”.
Tras dar su testimonio la mujer volvió a su lugar seguida por el hondo silencio de la feligresía. Repuesto del azoro que le causó el relato tremebundo preguntó el reverendo Rocko Fages:
– ¿Alguien más desea decir algo?”.
– “Yo –se levanta el marido de la señora-.
– Sólo quiero aclararle a mi esposa, y a la concurrencia en general, que la palabra no es ‘escroto’… Es “esternón”…
———————————————————————————————————————————————————————————————————————————-
El celular del negro.
Un negro hacia tanto tiempo que no tenia sexo que ya no aguantaba mas, busca una linda negra y le pregunta:
– ¿Cuanto cobras mi negra?
– 100
– ¿Quee?… nooo!… Cobrame menos mi neeeegra…
– Bueno: 50
– ¿Estás loca? Mira, tengo 12 nada mas..
– Por 12 no me dejo agarrar ni por Brad Pitt.
– Entonces 12 y mi celular, dice el negrito.
La negra lo piensa un poco y como no tenía celular le dijo:
– Bueno, dale.
El negro se enfiesta, hasta hacerla aullar.
Cuando el negrito termina, le da los 12 pesos que llevaba, se viste y comienza a irse..
– Oye negro: ¿y el celular?
– Apunta mi negra: 99-306-47-72….
———————————————————————————————————————————————————————————————————————————-
Una pareja de ancianos estaba cenando una noche cuando el marido tomo la mano de su esposa en la suya y dijo: «Marta, pronto tendremos 50 años de casados, y hay algo que tengo que saber. En todos estos 50 años ¿alguna vez me has sido infiel? »
Marta respondió: «Bueno, Henry, tengo que ser honesta contigo. Si, te he sido infiel en tres ocasiones durante estos 50 años, pero siempre por una buena razón.
Henry se ofusco, obviamente, por la confesión de su esposa, y le dijo: «Yo nunca sospeche. ¿Me puedes decir lo que se entiende por» buenas razones? »
Marta dijo: «La primera vez fue poco después de casarnos, y estábamos a punto de perder nuestra casa porque no podíamos pagar la hipoteca.
¿Te acuerdas que una tarde fui a ver al banquero y al día siguiente se te notifico que el préstamo se extendería? »
Henry recordó la visita al banquero y le dijo: «Puedo perdonarte por eso. Salvaste nuestra casa, pero ¿que hay de la segunda vez?»
Entonces Martha le dijo: ¿Y te acuerdas cuando estabas tan enfermo y no teníamos el dinero para pagar tu cirugía al corazón que necesitabas?…Bueno, fui a ver a tu medico una noche y, como recordaras te hizo la cirugía sin costo alguno
Lo recuerdo dijo Henry y lo hiciste por salvar mi vida, así que por supuesto te puedo perdonar eso. Pero ahora dime acerca de la tercera vez?.
«Muy bien», dijo Martha. «Entonces, ¿te acuerdas cuando postulaste para presidente de tu club de golf, y que necesitabas 73 votos más?»??.