El confort térmico representa un estado en el cual una persona se encuentra en equilibrio fisiológico dado que no existe un malestar de tipo higrotérmico. A su vez es un concepto utilizado en el diseño bioclimático como parámetro de control de las condiciones de habitabilidad tanto en espacios interiores como de espacios exteriores.
El confort térmico se puede abordar desde el punto de vista arquitectónico o urbanístico. Aunque ambos están fuertemente relacionados. Desde la primera perspectiva la arquitectura bioclimática se diseña para aprovechar el clima y las condiciones del entorno con el fin de conseguir una situación de confort térmico en su interior. Juega exclusivamente con el diseño y los elementos arquitectónicos básicos, sin necesidad de utilizar sistemas complejos, aunque ello no implica que no se pueda incorporar su uso. Una ayuda al desarrollo de arquitecturas bioclimática es la ubicación. Es difícil realizar arquitectura bioclimática si las condiciones urbanísticas de partida; obstrucciones solares, exposiciones al viento, malas orientaciones – la dificultan. En éste caso, la arquitectura depende del urbanismo. Y a la inversa las condiciones de confort térmico en el espacio público –calles o plazas- también pueden venir condicionadas por el tipo de edificación, aunque depende también de otras variables como el pavimento o las masas vegetales.
El objetivo del confort térmico es proporcionar un parámetro de referencia para valorar si las condiciones microclimáticas de un espacio son térmicamente adecuadas para una persona en cuanto a su respuesta fisiológica.
El confort térmico se puede abordar desde el punto de vista arquitectónico o urbanístico. Aunque ambos están relacionados.
Desde la primera perspectiva la arquitectura bioclimática es aquella que diseña para aprovechar el clima y las condiciones del entorno con el fin de conseguir una situación de confort térmico en su interior. Juega exclusivamente con el diseño y los elementos arquitectónicos básicos, sin necesidad de utilizar sistemas complejos, aunque ello no implica que no se pueda incorporar su uso.
Para realizar una Arquitectura Bioclimática, se necesita el conocimiento del medio natural en la que se debe ubicar el proyecto a desarrollar. Los datos de dicho medio resultan tan esenciales, al menos, como los demás factores que intervienen en el proceso arquitectónico (programa, función, presupuesto, etc). Una ayuda al desarrollo de arquitecturas bioclimática es la ubicación. Es difícil realizar arquitectura bioclimática si las condiciones urbanísticas de partida; obstrucciones solares, exposiciones al viento, malas orientaciones – la dificultan. En éste caso, la arquitectura depende del urbanismo.
Al revés, las condiciones de confort térmico en el espacio público –calles o plazas- también puede venir marcadas por el tipo de edificación, aunque depende también de otras variables como el pavimento o las masas vegetales.
Desde un punto de vista urbanístico el confort térmico en el espacio público forma parte de un conjunto de variables que configuran la habitabilidad urbana. La habitabilidad del espacio público se compone de variables ergonómicas, psicológicas y fisiológicas.
- Las variables ergonómicas se relacionan con las características físicas del espacio público y la forma en que éstas repercuten sobre las condiciones en las que una persona puede desplazarse. Se basan a su vez en el análisis de: el reparto del espacio público (identificando el porcentaje de espacio destinado al peatón por tramo de calle), el grado de accesibilidad – entendida por las anchuras mínimas de los espacios peatonales así como las pendientes de los mismos y la apertura de vista al cielo.
- Las variables psicológicas inciden en el grado de atracción del espacio público para las personas. Se basan en el análisis de: el tipo de actividad económica en planta baja, el grado de diversidad, y por último la presencia de vegetación a partir del volumen verde.
- Las variables fisiológicas inciden sobre el confort de las personas. Este conjunto de variables relacionan las condiciones morfológicas de la calle, el clima y la presencia del flujo vehicular con los niveles fisiológicos de confort del cuerpo humano. Estos niveles de confort se clasifican a su vez en: confort térmico, calidad del aire y el confort acústico. Con ello se pueden evaluar las condiciones de una calle en función del soleamiento, la orientación de la misma y las fuentes de contaminación y ruido.
Comments (1)
adeluna100 - 5 enero, 2012
Mil gracias por el aporte.