La colmatación junto con la eutrofización, son sin duda las dos principales afecciones ambientales de los embalses a nivel mundial y muy en especial en regiones como la península Ibérica donde, por un lado, la erosionabilidad de suelos es alta y la irregularidad de escorrentía natural muy notable.
Los sedimentos procedentes de las cuencas de drenaje, son retenidos en su gran mayoría en los vasos de los embalses, dando lugar a una serie de efectos bien conocidos, desde la pérdida de su capacidad de almacenamiento de agua hasta la regresión de deltas, pasando por un buen numero de consecuencias limnológicas quizás no tan evidentes, pero no por ello menos importantes, como es la alteración de la pendiente longitudinal del cauce, la formación de humedales, la limitación del uso recreativo de los embalses o la propensión a la eutrofia. Pero, además, la colmatación de un embalse supone una clara pérdida de eficiencia por sí mismo con el correspondiente coste que afecta tanto a rentabilidad de la inversión inicial de la propia obra hidráulica, como a las cuentas de explotación.
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Dirección de Medio Ambiente y Calidad, Endesa Servicios, S. L.
ANTONIO PALAU YBARS