Por: Gonzalo Duque Escobar
¿Acaso puede más un derecho comprado que el de cientos de familias de etnias mayoritariamente negras, mulatas e indígenas, forjado en una minería artesanal que cruza páginas enteras de la historia del oro en Colombia? Qué tal una minería artesanal ambientalmente limpia y socialmente organizada; y dado que su tecnología no puede penetrar filones profundos, que una minería más tecnificada se asocie a la artesanal en una cooperativa responsable de la fundición y beneficio del oro.
Tras nueve años de exploración de la Greystar en Santurbán para implementar un proyecto de explotación a cielo abierto en un páramo, fruto de una ley permisiva concebida para cualquier efecto, gracias al liderazgo de la dirigencia santandereana argumentando motivos ambientales se logra suspender la extracción de 10 millones de onzas de oro, reservas comparables a las de Marmato, dado el impacto del cianuro de las pilas de lixiviación afectando corrientes de agua que surten poblados enteros.
Ahora, explotar la montaña de Marmato a cielo abierto, por resultar más económico demoler el caserío de uno de los pueblos más antiguos de Colombia y trasladarlo tras desahuciarlo, para justificar la minería en zonas históricas obviando restricciones jurídicas, obliga a reflexionar sobre los beneficios de otra opción como la de recomponer la minería artesanal y potenciar el desarrollo cultural y étnico del occidente caldense con este baluarte histórico de Colombia, que incluye además de la cultura Umbra, la de las comunidades mineras de Supía, Quinchía y Riosucio.
Entonces ¿acaso puede más un derecho comprado en 35 millones de dólares a Mineros Nacionales que conduce a inmolar el patrimonio tangible e intangible de Marmato, que el de cientos de familias de etnias mayoritariamente negras, mulatas e indígenas condenadas a quedar sin pasado ni futuro tras perder sus raíces ancestrales y culturales, forjado en una minería artesanal que cruza páginas enteras de la historia del oro en Colombia?
Frente a la alternativa de una minería ilegal y desorganizada a espaldas del Estado, como ha sido en las últimas décadas la del oro en el país, se presenta para este sector que es fórmula necesaria para despegar la locomotora minera y energética soporte de nuestra economía, entregar los yacimientos más notables en concesión a empresas foráneas para implementar la minería aurífera a gran escala sin consideración alguna a su reconocido y temido impacto ambiental y social; entonces, sin satanizar la minería industrializada que puede ser viable de otra forma, ¿por qué nunca se ofreció la alternativa de una minería artesanal y limpia beneficiando comunidades socialmente organizadas y capacitadas para el beneficio del oro, con su empresa de fundición soportada en modelos de economía solidaria, para lograr el desarrollo de productos en cadena productiva y obtener su valor agregado en la tierra de Iván Cocherín?
Durante la Colonia los indígenas y negros esclavizados ven como con su esfuerzo, los españoles expolian nuestra riqueza aurífera; en el Siglo XIX con su mano de obra, ingleses y empresarios nacionales hacen lo propio durante las primeras épocas de la República; iniciando el Siglo XX continúa el General Alfredo Vásquez Cobo a quien el gobierno de Rafael Reyes le otorga manos libres en la región minera del recién creado Departamento de Caldas, y ahora cuando el preciado metal incrementa varias veces su valor, tras adaptar la ley ambiental a favor del mercado y prepararle el terreno con flacos argumentos a las multinacionales, aparece la canadiense Medoro Resourses.
Así que no entiendo un desarrollo cuando se habla de regalías para alimentar la maquinaria del crecimiento económico, si a cambio está el patrimonio cultural de la Nación y el futuro de comunidades especiales, decidiéndose esto con la complicidad de quienes cobijados en la fuerza del vil metal que ha derramado sangre por cuenta de la codicia, se acomodan a interpretar la Ley para facilitar escamoteos de la riqueza nacional, sin importar el despilfarro y la aventura de la apuesta, y menos el atropello de comunidades vulnerables o el deterioro del medio ambiente.
Sin importar que desde 1954 Rojas Pinilla por decreto ley declara la zona alta de Marmato para la pequeña minería, se asalta el orden jurídico y sin mediar consulta previa a las comunidades afrodescendientes e indígenas afectadas, entregaremos en concesión el oro que avaló nuestra libertad a cambio de transferencias, fruto de una minería a cielo abierto que en su desarrollo, tras acabar fuentes de agua y degradar suelos, sin generar procesos sociales convenientes para quienes padecerán las consecuencias del daño, en dos o tres décadas, tras arrasar el oro, quedará como herencia para los pobladores del entorno las huellas imborrables de su fatal impacto.
Si bien la minería a gran escala que promete vagones de oro marchando a los puertos, solo es una propuesta de “economía de suma cero” que sirve para alimentar la locomotora del desarrollo, prefiero la minería artesanal en un modelo de “economía de suma más” como fórmula para redimir la región de Marmato, Quinchía y Riosucio, pues a fin de cuentas, existe más novela y poesía en el Oro que en el Café.
* Profesor Universidad Nacional de Colombia www.galeon.com/gonzaloduquee
[Ref: La Patria, Manizales 2011.04.11]
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Imagen: María Jimena Palacios.
Relacionados:
Desaparecen más de 500 años de cultura por reorientación minera, en: http://historico.unperiodico.unal.edu.co/Ediciones/113/04.html
Geología económica del Eje Cafetero, en: http://godues.blogspot.com/2007/12/geologia-economica-del-eje-cafetero.html
Marmato: ¿reubicación o ambición minera?, en: http://godues.blogspot.com/2011/04/marmato-reubicacion-o-ambicion-minera.html
Plan de Acción Inmediato-PAI para el municipio de Marmato 2010, en: http://www.bdigital.unal.edu.co/2092/1/gonzaloduqueescobar.201014.pdf
Marmato: la tierra de Iván Cocherín en imágenes, en: http://godues.blogspot.com/2011/04/marmato-la-tierra-de-ivan-cocherin-en.html