Imagen: tiempos de arribo del tsunami, en http://www.noozhawk.com
Mientras las imágenes mostraban edificios de Tokio todos de construcción sismoresistente, que pudieron soportar las violentas sacudidas del paroxismo principal con sus fuertes y múltiples réplicas, aparecían incendios de depósitos de energía y 17 plantas nucleares de generación eléctrica que suspendían sus operaciones, de las cuales dos han mostrado fallos preocupantes. Igualmente, además de la ocurrencia del maremoto que generó olas de hasta 10 metros sobre las costas de las prefecturas de Iwate y Kamaishi, comprometiendo hasta ahora la suerte de 10 mil pobladores de un poblado costero vecino, y obligando a distancia a declarar la alerta general para toda la costa del Pacífico y la Antártica, queda la lección que deja el desarrollo de la situación de dos centrales nucleares donde la población cercana ha sido evacuada, dadas las graves consecuencias para la salud pública resultado de ubicar esta clase de instalaciones y otras similares, en zonas pobladas de amenaza sísmica severa.
Los mayores terremotos registrados en el mundo, ordenados por su magnitud MW en la escala Ritcher, que se basa en la medición de la energía total que se libera en el foco del terremoto, son: el de Valdivia en Chile, del 22 de mayo de 1960 con 9,5 MW; el de Anchorage en Alaska, del 28 de marzo de 1964 con 9,2 MW ; el de Kamchatka en la Unión Soviética, del 4 de noviembre de 1952 con 9,0 MW ; y ahora este de Honshu en Japón, del 11 de marzo de 2011 con 8,9 MW, en el cuarto lugar. El terremoto de Haití del 12 de enero de 2010, con epicentro a 15 km de su capital Puerto Príncipe y cuya magnitud de solamente 7,0 grados, equivalentes a una energía 900 veces inferior a la del terremoto de 8,9 , ocasionó en el país caribeño más pobre de América la fatídica cifra de 150.000 víctimas recuperadas, de un número que excedería las 200.000 vidas humanas, por lo que este evento caribeño resulta tan fatídico como el de Indonesia (2004) con 280.000 muertos pero de una magnitud 8,9, como la del sismo del Japón.
En consecuencia, para nuestros países donde las aglomeraciones humanas vulnerables progresan, sabemos que los desastres asechan, no porque tengamos ahora más sismos de lo esperado, sino porque frente a estos eventos de gran magnitud crecerá la frecuencia de los desastres dados los largos períodos de recurrencia de eventos fuertes en una misma región con fuentes sísmicas importantes, ya que tras décadas o siglos de espera se han ido consolidando conglomerados humanos no planificados ni adaptados para estas amenazas. De ahí que urja estudiar detenidamente la amenaza símica en nuestros medios urbanos, zonificar sus suelos, acondicionar con obras sismo-resistentes líneas vitales y edificios públicos por lo menos, ajustar prácticas de construcción y vigilancia de nuevas edificaciones y contemplar medidas para prevenir y actuar frente a efectos secundarios como deslizamientos, maremotos e incendios. En Colombia, esperamos otro evento de magnitud cercana a 7 asociado a la fuente sísmica de la zona de subducción como los del 62, 79 y 85 y tenemos una amenaza alta por tsunami que atender en nuestra costa del Pacífico; también existen nuevas circunstancias dado el advenimiento del gas domiciliario a lugares tan vulnerables como los antiguos centros poblados con sus viviendas de bahareque; e igualmente sectores altamente vulnerables y poblados como algunos conglomerados urbanos de construcciones en mampostería no reforzada que colapsarían en caso de sismo superficial importante proveniente de fuentes sísmicas locales, como las fallas activas vecinas a Bogotá, Medellín o Cali.
Desde el OAM, Ed. Circular RAC 602
http://www.manizales.unal.edu.co/oam_manizales
Relacionados: Sismos y Volcanes en Colombia, en: http://www.bdigital.unal.edu.co/1685/